El Efecto Túnamiz

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La acción de un joven tunecino en diciembre de 2010 desesperado por el alto nivel de desempleo y sus condiciones de vida fue causa suficiente para que en el Medio Oriente se generara un tsunami social, acompañado de olas de protestas en la que los gobiernos dictatoriales empezaron a caer después de décadas de haberse mantenido en el poder. La juventud y las redes sociales han demostrado ser actores elementales para el logro de estos propósitos, en clara alusión del poder que tiene cada una de las personas por solo su condición de serlo.

Sin embargo, a pesar de las peticiones de libertad, transparencia, democracia y mejor calidad de vida por parte de los ciudadanos árabes, es importante aclarar que en la región no existe ningún país democrático, por lo tanto, la estabilidad de estos sigue pendiendo de un hilo y los procesos de transición que vivan serán fundamentales para el logro de ellas.

Aunque que Ben Alí en Túnez y Mubarack en Egipto eran elegidos a través de elecciones, la sola existencia de un proceso electoral no implica que exista democracia. Lo mismo ocurre con la libertad, el hecho que sean y se sientan libres no implica que exista democracia, y esto es un factor que se aplica por igual en todo el mundo, pese que no existe democracia sin libertad y elecciones.

El apoyo de la comunidad internacional es primordial y sobre todo de aquellos países cuyas democracias tienen poco tiempo de haberse constituido, pues a pesar que cada proceso y democracia es diferente el uno al otro, estas experiencias le servirán para la construcción de las bases de sus nuevos Estados democráticos.

Es difícil predecir qué rumbo tomará el Medio Oriente, son muchos los aspectos que hay que tomar en consideración: la religión, la presencia de organizaciones terroristas, entre otros, pero lo que sí podemos afirmar es que el Efecto Túnamiz seguirá generando transformaciones en la región.

Simón Pestano, Internacionalista

Artículo publicado en el Diario Panorama (Maracaibo, Edo. Zulia) el 05 de marzo de 2011 (Disponible aquí)

Túnez, el inicio de un tsunami con nombre propio

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Mohammed Bouazizi es el nombre del joven tunecino que quitándose la vida en el mes de diciembre de 2010 en reclamo por el alto nivel de  desempleo y mejores condiciones de vida, generó la ola de protestas en Túnez y que hoy continúan dispersándose por todo el Medio Oriente.

Túnez, por 23 años fue gobernada por Zine El Abidine Ben Ali, quien en 1987 llego a la presidencia tras un golpe de Estado mientras cumplía funciones como Primer Ministro, fundador del partido Agrupación Constitucional Democrática que nace en 1988 y que mantenía una gran mayoría en el parlamento nacional con 152 de los 189 escaños disponibles. Es un país con más de diez millones de habitantes y cuyo 99% de la población es practicante de la religión musulmana, siendo en su mayoría sunitas.

Los jóvenes y las redes sociales han sido los actores fundamentales en esta revuelta, ya que en principio son los más afectados; según cifras oficiales la tasa de desempleo en Túnez es del 14%, siendo el doble para los recién graduados universitarios, y por más que Ben Alí haya prometido la creación de mayores empleos para este sector poblacional la ira de la juventud se vio reflejada en servicios como twitter, facebook, y por supuesto: las calles.

Las protestas se intensificaron en el mes de enero de 2011, obteniendo como respuesta del gobierno tunecino la presencia del ejército para contenerlas. Con el pasar de los días los oficialistas y ONGs de Derechos Humanos se debatían la cantidad de personas que habían fallecido como consecuencia de las manifestaciones y represalias del ejército, en las que inclusive el presidente Ben Alí declaró a los manifestantes como “terroristas”.

Cuando las protestas inundaron a la capital que lleva el mismo nombre del país poco quedaba por hacer, Ben Alí aseguró que no se presentaría en las elecciones presidenciales de 2014 y auguró un país con mayores garantías democráticas, pero no fueron bien aceptadas sus palabras, lo que lo obligó salir del país y dejar el gobierno en manos de su Primer Ministro Mohammed Ghannouchi de manera interina, al mismo tiempo que en todo el territorio nacional había declarado un toque de queda y el estado de emergencia.

Es así, como después de 23 años de gobierno cae Ben Alí como presidente de la República Tunecina. Hoy la presidencia interina la tiene Fouad Mebezza, presidente del Parlamento, previo nombramiento del Consejo Constitucional de Túnez.

Sin embargo, son más de 20 años de gobierno cuyo cambio y transformación no será tan fácil como muchos esperan, por lo que no queda más que seguir de cerca la evolución de los acontecimientos. Lo que si es cierto es que con Túnez se dio inicio a un tsunami en el Medio Oriente, con nombre propio: el Efecto Tunamiz.

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