Discurso de Grado en representación de las Especializaciones – UMA 2012

Ilustrísimo Rector Dr. Joaquin Rodríguez Alonso, autoridades del Consejo Superior, del Consejo Universitario y demás autoridades, profesores, graduandos, señoras y señores,

En el año 2001, el Dr. Enrique Pérez Olivares, Rector Fundador de la Monteávila, en la sesión inaugural, al referirse a la Universidad decía que “Originar y desarrollar esta comunidad es tarea permanente que nos lleva a establecer unas relaciones interpersonales signadas por el trabajo esforzado y conjunto, ordenado hacia la meta común: el saber, vivificadas por el amor de amistad, que comporta querer bien al amigo, además de querer el bien del amigo”.

Hoy, al celebrar nuestra graduación y el recibimiento de títulos de profesionales y de especialización, quiero rescatar dos frases que considero especialmente importantes, de entre esas palabras: “trabajo esforzado y conjunto” y “el amor de la amistad”. Sin el primero, el trabajo esforzado y conjunto… no es posible el merecimiento, la satisfacción, la dignidad y la alegría que acompañan el logro. Y sin el segundo, el amor de la amistad, definitivamente nada es posible.

Sin el profundo amor de amistad de nuestros amigos de aula, de nuestros profesores, de nuestras autoridades, de nuestros amigos de vida, de nuestros familiares, de Dios… nada de lo que hacemos tendría sentido; en cambio, con el amor de la Amistad, todo, absolutamente todo, vale la pena.

Desde este momento, como profesionales y especialistas, nos encontramos ante nuevos retos. Estamos llamados a aplicar los conocimientos que hemos obtenido durante este período de formación, crecimiento y desarrollo, con disciplina, con amor y con ganas de hacerlo bien.

No es secreto para nadie que el mundo de hoy se enfrenta a un sinnúmero de problemas, de los cuales el conformismo o facilismo y la desconfianza exigen mucho de quienes queremos contribuir en la construcción de un mundo mejor, un mundo performativo.

Las actitudes conformistas erosionan el terreno y no permiten que las semillas del crecimiento y el desarrollo, del cambio positivo y la evolución, tengan lugar. Un terreno no abonado con trabajo esforzado, y con amor… no es capaz de brindar las flores y los frutos que deseamos para nosotros y las futuras generaciones. Es por ello que no podemos conformarnos. No podemos entregarnos al facilismo. Como profesionales y especialistas, debemos estar comprometidos con el desarrollo y con el cambio positivo.

Nuestra mejor opción para contrarrestar este problema es la disciplina y la responsabilidad. La mayoría de las veces, nos falta disciplina para aplicar todo lo que sabemos. Es necesario que seamos más disciplinados y responsables: para compartir con nuestros familiares y amigos, para llegar a tiempo, para orar, para aprender todo lo que podamos aprender, para enseñar todo lo que podamos enseñar, y un largo etcétera, que nos dará éxito en lo personal, académico, profesional. Sabiendo que no será fácil, que debe ser un esfuerzo constante, pero con la seguridad que por cada esfuerzo hecho, el beneficio se multiplica.

El segundo gran problema que mencione antes es la desconfianza. La desconfianza entre las personas y entre las naciones, es una de las causas de atraso y subdesarrollo. Cada día que pasa desconfiamos más del otro, pensamos lo peor del otro, nos alejamos más del otro, y estamos dejando de reconocer la condición de Persona Humana del otro. Hace poco leí un artículo cuya tesis consistía en que la medida de confianza entre las personas es un indicativo del grado de modernidad y madurez de un país, así como de sus condiciones de resiliencia y desarrollo. En aquellos países donde las personas se tienen confianza, las inversiones crecen, las industrias se establecen, el comercio florece… en cambio, en países donde la desconfianza es muy alta, como en América Latina… el crecimiento y el desarrollo cuesta mucho más.

Por estos inmensos retos, y por el compromiso que ellos exigen de nosotros, los invito a performar, es decir, hacer que nuestro pensamiento y que nuestras palabras sean acciones. Comprometámonos con disciplina y responsabilidad a construir una sociedad performativa, un país performativo y un mundo performativo donde podamos confiar los unos en los otros. El mundo necesita de personas performadoras,  que su palabras sean acciones, y que sus acciones transformen su entorno generando un impacto positivo. La Universidad Monteávila nos ofreció y nos seguirá ofreciendo una amistad inteligente, que nos preparo como personas y nos hizo instrumentos de desarrollo. Si no somos nosotros los que vamos a performar ¿quién? Y si no es ahora ¿cuándo?

Emil Friedman, en una entrevista decía que: “…en Venezuela…” -y agrego, en el mundo- “…hay futuro, hay optimismo y hay que ayudar ese optimismo…” nuestro deber de ahora en adelante deberá ser coadyuvar a levantar e incrementar ese optimismo: performando.

Felicitaciones a los Especialistas de de Evaluación Educativa, Especialistas de Derecho Procesal Constitucional, Especialistas de Periodismo Digital, Especialistas de Comunicación Organizacional, Especialistas de Proyectos Educativos Comunitarios y a los colegas Especialistas de Planificación, Desarrollo y Gestión de Proyectos de la Universidad Monteávila.

¡Muchas Gracias a todos!